Hay bodas que se viven con fuerza, y otras que se sienten como un susurro que lo llena todo.
La de Leticia y Víctor fue de esas últimas. Íntima, alegre y profundamente emotiva.
Un día en el que cada gesto fue importante y cada mirada dijo mucho más que las palabras.
Tabla de Contenido
Una boda en un lugar con historia
Celebrar su boda en el Parador de Jarandilla de la Vera no fue casualidad. Este enclave, con siglos de historia entre sus muros, se convirtió en el escenario perfecto para un día que ambos querían recordar toda la vida.
Los jardines, la luz suave entre los árboles, y los detalles de piedra y madera antigua, envolvieron todo con una atmósfera mágica.
Los preparativos: emoción desde el primer instante
El Novio
Víctor se vistió acompañado de su padre y su hermana, en una de las estancias del propio Parador. La luz cálida entrando por las ventanas antiguas fue testigo de sus primeros silencios, de su calma serena y de ese nudo en el estómago que aparece justo antes del gran momento. Su traje azul oscuro, con chaleco gris y corbata de lunares, lo hacía elegante sin perder frescura.













La Novia
Leticia, por su parte, compartió los preparativos con sus amigas. Risas, abrazos, ayuda con el vestido y los últimos retoques al peinado llenaron la mañana de una energía preciosa. Su vestido, de líneas sencillas y elegantes, con manga francesa y espalda ligeramente abierta, colgaba en la ventana esperando su momento. Fue justo ahí, frente a él, cuando Leticia se quedó en silencio, emocionada, respirando profundo. Uno de esos instantes que se quedan para siempre.





















Ceremonia civil en los jardines del Parador
La ceremonia tuvo lugar en los jardines del Parador, enmarcada por árboles altos y las murallas del castillo. Un lugar donde la historia parecía detenerse para dar paso a la emoción.
Víctor llegó al altar de la mano de su madre, y Leticia lo hizo junto a su padre. El acto civil fue conducido por un concejal del ayuntamiento, pero lo verdaderamente especial fue el texto escrito por Almudena, hermana del novio. Palabras llenas de verdad que emocionaron a todos los presentes.
También realizaron la simbólica ceremonia de la arena, uniendo dos colores distintos en un solo recipiente. Una metáfora visual y preciosa de sus dos vidas fundiéndose en una.
Y aunque todo fue emotivo desde el inicio, hubo un detalle que nos encantó: tras la ceremonia, Leticia y Víctor salieron del altar con su hija en brazos, saludando a los invitados. Después, volvieron a entrar, esta vez solos, para salir de nuevo y recibir una lluvia de pétalos solo para ellos. Un momento dulce y muy suyo.
























Fotos de recién casados en el entorno del castillo
Tras el «sí, quiero», los novios se tomaron un pequeño respiro para caminar por los jardines y alrededores del Parador. El entorno no podía ser más perfecto: piedra antigua, arcos, torres, vegetación y una luz que lo envolvía todo.
Fue una sesión breve pero muy especial, llena de miradas cómplices y abrazos que hablaban sin decir nada. Solo ellos dos, y la calma de saberse ya marido y mujer.













Un banquete entre piedra, luz y familia
El banquete se celebró en el encantador patio interior del Parador de Jarandilla de la Vera, un lugar que parece sacado de otra época. Rodeado de columnas centenarias, muros de piedra cubiertos de historia y bajo la sombra de majestuosas palmeras, todo el espacio respiraba calidez y autenticidad.
Las mesas, vestidas con manteles blancos, estaban decoradas con caminos de eucalipto fresco, pequeños jarrones de cristal, paniculata y flores silvestres, colocados con mimo sobre bases de madera natural. Cada rincón hablaba del cuidado y cariño invertido en los detalles. El seating plan, presentado en botellas de cristal con ramitas verdes, invitaba a cada invitado a encontrar su lugar con una sonrisa.
Los invitados fueron recibidos con detalles personalizados en sus sitios: un pequeño obsequio pensado con cariño por los novios. Y, en el centro del patio, una fuente con nenúfares y agua cristalina capturó la atención de grandes y pequeños, añadiendo un toque sereno y bucólico a la atmósfera.
El ambiente fue íntimo, alegre y muy cercano. Las conversaciones fluían, las risas se mezclaban con el tintinear de las copas, y el sonido del agua de la fuente parecía marcar el ritmo pausado y perfecto del momento.











Una fiesta para recordar
Cuando cayó la tarde, las luces cálidas comenzaron a encenderse entre las columnas del patio, y el Parador se transformó en un escenario mágico. El atardecer trajo una brisa suave y la promesa de una noche inolvidable.
Leticia y Víctor abrieron el baile con la canción “Burbujas de amor”, en un momento íntimo y lleno de emoción. Las miradas, los movimientos suaves y la conexión entre ellos marcaron el inicio de la celebración más personal del día.
Y como broche de oro, llegó la gran sorpresa: la familia de Víctor, que llevaba semanas tramando algo especial, apareció con un baile preparado en secreto. Ensayado con cariño y ejecutado con toda el alma, fue una explosión de emoción, risas y complicidad que dejó a todos boquiabiertos. Los aplausos no se hicieron esperar, y los novios no podían dejar de sonreír.
Pero la fiesta no terminó ahí. A las 20:00, el protagonista inesperado fue un toro mecánico, que puso a prueba a los más valientes y provocó carcajadas sin fin. A las 18:00, un fotocall precioso capturó las mejores sonrisas y momentos divertidos de los invitados, mientras el DJ de Santos Music se encargaba de mantener la pista viva y llena de energía.
Durante la fiesta, también subimos con la pareja a los salones y al balcón del Parador, que da al patio, para hacer unas últimas fotos de pareja. Con la luz tenue del atardecer, rodeados de piedra, historia y palmeras, fue el cierre perfecto para una historia de amor contada con luz, alegría y verdad.




















Una historia vivida de verdad
La boda de Leticia y Víctor fue mucho más que un día bonito en un lugar especial. Fue una celebración honesta, con el corazón por delante, rodeada de personas que realmente forman parte de su vida.
Cada rincón del Parador, cada gesto, cada mirada, hablaba de ellos. De una familia que ya camina unida. De una pareja que sonríe con la mirada. Y de una historia que se celebra como debe ser: con alegría, emoción y autenticidad.
Desde Bokeh Estudio, solo podemos daros las gracias por dejarnos estar ahí. Por abrirnos la puerta a algo tan íntimo y por permitirnos contar vuestra historia con nuestra mirada.
Volveríamos a repetirlo una y mil veces.
Proveedores de la boda de Leticia y Víctor
- Fotografía y vídeo: Bokeh Estudio
- Lugar: Parador de Jarandilla de la Vera
- Vestido de la novia: Rosa Clará
- Zapatos de la novia: FlordeAsoka
- Tocado: FlordeAsoka
- Maquillaje y peluquería: Lourdes Polo
- Traje del novio: Cortefiel
- DJ: Santos Music
- Fotocall: FotoBoom
- Toro mecánico: Espectáculos Lasaosa