Hay escenarios que no necesitan decorado, y momentos que no requieren guion.
Una postboda entre cerezos en flor y el río Jerte es exactamente eso: pura belleza, sin artificios. En plena primavera, con el Valle del Jerte desplegando todo su esplendor, Iván y Victoria se reencontraron con su historia, esta vez sin prisas, sin testigos y con el corazón abierto.
Una sesión que fue mucho más que fotos: fue una celebración íntima entre naturaleza, emociones y la promesa de seguir caminando juntos.
Cerezos en flor: poesía en movimiento
El inicio tuvo lugar en los alrededores de Casas del Castañar, donde los cerezos regalaban una estampa casi mágica. Cada árbol parecía florecer para ellos, como si supiera que estaban celebrando algo único.
Victoria lucía nuevamente su vestido nupcial, pero esta vez sin prisas ni nervios. Caminaba descalza entre los senderos, mientras la capa de su vestido —con detalles bordados que recordaban flores de cerezo— se movía al compás del viento suave. Iván, con su traje azul tinta y chaleco de cuadros, no dejaba de mirarla con la misma expresión que el primer día.














Mirador de la Era de San Bernabé: promesas en lo alto
Desde el mirador de la Era de San Bernabé, el mundo se desplegaba ante ellos. Allí, sin testigos más que las montañas y la luz dorada, respiraron profundo y se abrazaron en silencio. Fue un instante suspendido. Uno de esos que no se cuentan, solo se guardan.






Un baño en el río Jerte
Como cierre perfecto, y dejando atrás toda formalidad, Iván y Victoria se adentraron en las aguas del río Jerte. Fue allí donde Victoria se cambió al vestido que había usado en la fiesta de su boda. Un diseño ceñido y con bordados blancos que, mojado, parecía fundirse con el agua. Una imagen poderosa, libre y llena de verdad.
Entre risas, chapoteos y abrazos empapados, todo cobró sentido: Más que un final, fue una escena con alma propia. Un símbolo de complicidad, de confianza y de promesa: seguir caminando juntos, incluso cuando el camino los lleve río adentro.















Postboda en el río Jerte.
Con los pies descalzos, sin prisa y sin guion.
Iván y Victoria volvieron a vestirse de promesa,
y se sumergieron, literalmente,
en lo que significa caminar juntos.
Ella con su vestido de la fiesta.
Él con la misma mirada del primer día.
El agua clara.
La historia intacta.
Esto no fue un final,
fue solo otra forma de decir “sí”.
📍 Valle del Jerte, Cáceres
📷 @bokeh.estudio